jueves, 29 de diciembre de 2016

Y entonces rezamos.
Me acerqué a su lado, me puse de rodillas, junté mis manos y cerré mis ojos. No recordaba palabra alguna. Solo balbuceada. Tampoco recuerdo que él haya profesado algún credo, pero ahí estábamos, en el último lugar en pie en medio del bombardeo, una capilla. 
No éramos más que dos soldados rezando sin saber si estábamos vivos o muertos.

viernes, 16 de diciembre de 2016


Rompiendo los estereotipos

domingo, 11 de diciembre de 2016

Fallé, y a pesar de ello, no me derrumbé.
A continuar.
Volver a empezar.
Todo a su tiempo, todo a su ritmo.