martes, 30 de junio de 2020

MOCOS


Encontré un moco en la mesa, nos quedamos mirando juzgando quien incomoda más a quien. Me mira con su cara endurecida de que huea, “que huea” que cursi, ¡se dice que wea!. El moco me mira con desagrado, frunciendo el ceño, creo que piensa que soy desagradable. Sí, ese moco me juzga, al igual que el que encontré en la pieza, en el baño, en la cama, pero este barza esta en mi mesa. Llevo tres meses sin salir de mi casa y mi única compañía es un moco, ya me siento como Helga haciendo una escultura de Arnold. Sí, eso, podría esculpirte, una escultura de mocos. Bien gris y verdosa, pero hermosa. Pero quizás que piensen de mí los demás mocos, los que deje olvidados por ahí, me juzgan, sí, eso es, me juzgan. Sé que están por ahí, acabaré con ustedes, los limpiaré. Seré una persona pulcra e impoluta, pero deja de mirarme, porque no, no volverás a mi nariz, asume que ya te fuiste de casa. ¡Ring! ¿¡Quién es!? ¿Aló, mamá? Hola, sí, estoy bien, no, no estoy peleando con los mocos otra vez. ¿Qué la vecina te llamo preocupada de nuevo? No, tranquila, es que lo vieras, este moco sí es enorme, no sé cuánto tiempo lleva ahí. No, no mamá, ya no me los como, por eso andan por ahí, juzgándome, digo tirados. Sí, limpiare, gracias, adiós. Se corta la llamada. Ok mocos, a cada persona y ser en esta vida le llega el momento de saber por qué han venido a esta vasta tierra… es hora de visitar la ventana de la vecina.

martes, 23 de junio de 2020

SHOES

Me imagino caminado por New York, más muerta que sencilla queriendo ser una mala copia de una serie gringa. Creyéndome Carrie Bradshow antes de Big, pero después de Aidan, antes del escritor y del artista, pero después de protagonizar dos películas. Me imagino en Paris, me imagino en Abudabí, me imagino en el Central Park, me imagino con barro hasta las rodillas. Me imagino bajo la lluvia o en la peor sequía. Sequía, eso es, porque aquí estoy con mi balde de pollo frito que no es pollo frito, sino que tofu apanado con demasiada soya y poca alegría. Estoy en una maratón sin cortes y sin censura, envidiando todo el sexo que tienen esas peliteñidas. Y yo aquí, ni con pantaflas ni con sandalias, queriendo no aceptar el glamour de un par de tacones que estilicen mi figura. No, no invertiré en ellos, no es necesario. Pero no, tengo hambre, hambre de sexo a quien engaño, necesito mi cuenta de mercado libre porque digna soy y no pienso ir por ellos.

A C R O N I M O

Como olvidar el día en que creí haber comido demasiado
¿Alguna vez lo has sentido?
Mirando hacia cada lado
Imaginando que la realidad agobia, pero quizás no debe ser en vano

Vi entonces la salida y he comenzado de nuevo.

Camino otra vez en círculos creyendo saber de dónde vengo
Animándome a comenzar de nuevo
Mirando hacia dentro
Imaginando

Viviendo