martes, 23 de junio de 2020

SHOES

Me imagino caminado por New York, más muerta que sencilla queriendo ser una mala copia de una serie gringa. Creyéndome Carrie Bradshow antes de Big, pero después de Aidan, antes del escritor y del artista, pero después de protagonizar dos películas. Me imagino en Paris, me imagino en Abudabí, me imagino en el Central Park, me imagino con barro hasta las rodillas. Me imagino bajo la lluvia o en la peor sequía. Sequía, eso es, porque aquí estoy con mi balde de pollo frito que no es pollo frito, sino que tofu apanado con demasiada soya y poca alegría. Estoy en una maratón sin cortes y sin censura, envidiando todo el sexo que tienen esas peliteñidas. Y yo aquí, ni con pantaflas ni con sandalias, queriendo no aceptar el glamour de un par de tacones que estilicen mi figura. No, no invertiré en ellos, no es necesario. Pero no, tengo hambre, hambre de sexo a quien engaño, necesito mi cuenta de mercado libre porque digna soy y no pienso ir por ellos.

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