martes, 16 de julio de 2019

A mis (no)Amores

Cada vez que entro al Blog,
recuerdo a cada uno de mis amores,
voy a sus escritos,
y sonrió.

Desde el ego me pregunto si sentiran lo mismo,
si me recordaran con el mismo miedo,
odio,
dolor,
y tristeza.

Así han sido en su gran mayoría mis amores,
malos amores.

Amores incómodos,
deshonestos,
coludibles,
siniestros.

Mis amores lindos,
en su mayoría han sido no correspondidos,
en su mayoría solo han sido sueños míos,
han sido mi miedo de no querer ni poder cumplirlos.

Si lees esto,
lo más probable es que te siga amando,
o ame a múltiples personas al mismo tiempo,
o quizás jamás he amado,
la asexualidad afectiva me parece una opción cada vez más cercana a lo que no siento.

Ya ni idea de lo que siento,
pero siento,
te siento,
les siento,
siento.

Y tal como dije una vez,
dejé de ser el miedo y comencé a sentirlo.

Brandi

Al menos una vez al día, llega a esta maldita ciudad una mujer llamada Brandi queriendo cumplir sus sueños. Ella era Brandi y no Brandy, apelando a las destilerías clandestinas, al igual que su mirada caída. Jamás miraba a los ojos, ni cuando era su turno en el tubo, tal como su último día, cuando cayó rendida y no fue socorrida pensando que era parte del show. La noche anterior habíamos conversado bajo la bruma matutina. Tres cajetillas vacías. Descubrí que ella no era diferente al licor: ella era un brandy con máximo grado de alcohol y el mínimo grado de simpatía. Ella no era diferente a una mujer con el corazón destrozado, no era diferente a una mujer violentada, y no era diferente a quien despierta cada día sin vivir sus sueños. No era diferente a quien se consume a sí mismo. Ella era Brandi, y no puedo contar su historia. No sé su nombre, no sé su edad, la identificación era falsa. No la contraté, sólo le permití ser parte del espectáculo un par de noches. No pude declarar ni a su favor ni en contra. Solo sé que hoy iré a casa y le preguntaré a mi hija como estuvo su día. Esta maldita ciudad no merece más Brandis queriendo cumplir sus sueños.

domingo, 10 de febrero de 2019

Cartas encontradas entre las cenizas

Al llegar, me pediste una historia para poder dormir. Posterior a un abrazo y un beso, me lo pediste como si yo jamás me hubiese ido. No supe que cuento narrar, no recordaba ni clásicos ni leyendas, solo mis propias hazañas, que alguien de tu edad no debería ni escuchar ni vivir jamás.
Te mentí, te dije que estaba cansado, que no tenía cabeza para recordar, y no era así: los recuerdos me inundan, al igual que el dolor, al igual que haber querido cambiar las cosas desde un principio... Quizás jamás debí haberme ido, jamás haberlos abandonado, jamás haber luchado ni matado ni sobrevivido, pero no, ya lo hice, ya lo viví, ya es parte de mi historia, y por lo tanto, de la tuya.
Hijo mío, espero poder terminar esta carta para mañana, para que cuando despiertes y la puedas leer, comprendas que la historia no es siempre como la primera vez que te la cuentan, que tu alegría al verme no es más que parte de una versión que es cómoda de creer... no soy un héroe, fui y soy un asesino, alguien que aniquila sueños propios y ajenos.
La guerra no ha terminado, es un par de días vendrán por mí y deberé hacerme el sorprendido. No le digas a tu madre, no le digas a la familia. Lee y quema esta carta, y con ella mis fotos y mis recuerdos, ya no soy quien era antes de partir. 
Me iré, me volveré a ir una y otra vez. Te abandonaré, te traicionaré. Aliméntate de ese dolor y se capaz de enfrentarme cuando sea el momento, cuando tu, pequeño mío, debas ser el héroe.
Un beso, por favor, odiame, te ama, papá.

domingo, 27 de enero de 2019

A perder o a ganar

No lo voy a intentar,
por miedo a perder o a ganar.

Sé que estás ahí,
dispuesta a enfrentar los cambios.
Que es solo tema de llegar al final del camino,
de tocar a tu puerta,
y enfrentar tus labios.

Pero a que mi vida cambie,
no estoy dispuesto,
ya no estoy dispuesto,
ya no quiero más cambios.

No lo voy a intentar,
y no es por miedo a perder o a ganar.
Solo es que ya no quiero cambiar.
Prefiero seguir hundido,
si aún se puede más.
Si acaso aún puedo caer más.

Si gustas apostamos,
por un último brindis y nos vamos.
Pero no digas que lo sigamos intentando,
no digas que esta vez sí ha de funcionar,
no me digas que todo ha sido tu culpa,
que esta vez sí las cosas han de cambiar.
No me vayas a decir que has de cambiar,
si tu sí puedes seguir igual.
Que al menos yo por ti,
no he de cambiar,
no volveré a cambiar.

Mejor deja de mirarme,
ya no te encontrarás en mí,
no de nuevo,
no esta vez,
ya no eres lo mejor de mi.
No busques el perdón,
si no puedes perdonarte tu,
menos puedo hacerlo yo.

Esta vez al menos yo,
no lo intentaré,
contigo lo aposté todo,
y gane y perdí a la vez.

Por ti lo aposté todo,
y hasta aquí llegue.

Era mejor haber estado solo,
que contigo aquí en profundo silencio,
que contigo molesta siempre,
furiosa cada día.

Por eso un día no volví,
y aún no quiero volver.
Así que ya no vengas por mi,
no vengas a pedir una explicación.

No todas las personas cambian,
y yo al menos no por ti.
Ni por nadie,
ni por mí.

lunes, 7 de enero de 2019

Y cuando regreses, ¿qué?
¿Acaso se puede reparar lo que no está roto y continuar lo que nunca se terminó?
Si llegas,
nada cambiará,
porque tanto de mi vida como de la tuya,
ya no somos parte.
Y si no llegas,
solo queda continuar,
deseando haber quedado pendientes,
para en otra vida poderte encontrar.
Hablando contigo,
caí en cuanta que estaba muriendo.
-Paradise de fondo-
y yo solo invocando tu recuerdo.

Hablando contigo,
esperando los recuerdos,
quizás sean contigo,
pero no te conozco.

Hablando contigo,
ya he muerto,
-Paradise de fondo-
canto el coro.

Quizás ya has dejado de hablar conmigo,
y yo solo escribo mensajes que no serán vistos.