Las tazas están vacías y aún así sientes el olor cálido y un autóctono sabor.
Bebes en silencio, derramas en ti su interior.
Los susurros dan comienzo a la conversación.
Incontables voces se dirigen a ti.
Preguntas, críticas, comentarios, insultos, opciones de cambio, opciones de no seguir igual.
Terminas tu té.
Retorna el silencio.
Te subes a la mesa y caminas mientras los terrones de azúcar se desvanecen con el agua vertida.
Llegas al final de la mesa.
No queda mantel.
Sientes las miradas.
Y te dejas caer.
Te dejas caer.
Despiertas en otra mesa.
Te sirves mas té.
No hay comentarios:
Publicar un comentario