La Chica de los Dragones Tatuados
Que complejo y a la vez
siniestro resumir mi vida a tres párrafos, tres líneas, tres versos. Es como
nacer, crecer y morir, solo que en la inmortalidad tal suerte no se corre.
De
niña la muerte ha sido mi demonio de la guarda; me arrancaron sin consentimiento
alguno del vientre venidero de diez meses y con el cordón al cuello. Mi llanto
fue agrio y sombrío, mas no el cobijo de quien por años me ha inspirado.
De
joven la muerte sigue a mi lado; ya van tres intentos fallidos y contando de
llevarme consigo. El último en mayo, y a pesar de ello siento que logro su
cometido… Debo tatuarme seguido para sentirme viva, a pesar de que este no sea
mi cuerpo. Creo que en parte es para hacerme creer que este es mi mundo.
De
vieja me veo en el infierno, al lado de mis Dragones tatuados reptando y
volando, riéndonos de todo el dolor que significo traerlos a la vida ya
muertos.
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