SANTIAGO NO ES CHILE: han pasado los días y la controversia se extiende dentro de la opinión santiaguina. No obstante, la realidad en la ciudad no es la misma que en el campo. No apoyo la ley de caza en ningún sentido, ya que el matar a sangre fría sin un sentido más allá del exterminio me parece un pensamiento precario y poco elaborado. En fin. Las jaurías no fueron por generación espontanea, son el reflejo de una sociedad enferma, la cual abandona abrazando la indiferencia.
Es fácil para el santiaguino llenarse la boca hablando de los perros -incluso yo lo hice-, pero pasando los días y acercándome a la realidad no-santiaguina, las jaurias son un peligro. (....) No apoyo el cazarlos, ni a ellos ni al zorro chinchilla, pero al menos para las jaurias ya es tarde para esterilizar (....). Eutanasia digna es lo que propongo, una muerte limpia e indolora. Y un santuario en donde se recuerde por siempre la vergüenza nacional y la matanza que debió ser llevada a cabo por culpa de nuestra irresponsabilidad, en donde descansen todos los restos incinerados de los canes a los que se les negó una oportunidad. No a la ley, sería un desquicio, una brutalidad, no demos espacio al morbo. Propongo un operativo, en el cual se capturen los ejemplares y sean alimentados humanamente alguna una vez en sus vidas, quizás una caricia, quizás un beso y una inyección letal. Luego quemarlos y dejarlos descansar en el santuario.
Atte Cami
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