lunes, 14 de marzo de 2016

Historias de verano I: El cabello rojo

Y solo me quedaban los recuerdos de aquella mujer pelirroja sobre mi cama,
aquel cabello perdido retornaba la vivencia de aquel momento.

Solo un cabello rojo era la acusación perfecta ante tal incoherencia en mi vida.
Era un cabello falso, teñido, ahogado en tinturaciones que ocultaban a la persona que había sido mi cómplice de insomnios.

Era un cabello irreal, siniestro,
era escarlata como la ira ilustrada,
era de ella más no mío,
era el paso del tiempo y lo eterno,
era mi recuerdo de ella y de lo incorrecto.

Era un cabello suficiente para desmoronar mis principios,
era suficiente para inculparme de adulterio,
¿pero hacia quién?
¿hacia mi mismo?
era eliminarlo o hacerlo cautivo.

Era un cabello que iba del granata al manzana,
era un cabello que antes fue negro y ahora ardía como carbón en el infierno.

Era mi infierno,
sí, que lo era.
Y más ahora que aún lo poseo.


Veomi.
Dedicado a un desliz de hace unos veranos y a unos cuantos que se han repetido constantemente.



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