Es increíble cómo en el día, desde el despertar, hasta la hora de obligarnos a dormir, la percepción del mundo puede teñirse tanto de tristezas. Es como si el estar despiertos perdiera sentido y el dormir nos aislara de lo que no queremos sentir. Quizás yo quiero sentir, y al no sentir lo que quiero, prefiero pasar a otro estado mental, en donde lo difuso es real y lo real es ilusión. Tal como leí una vez, dormir ya no es para descansar, es para aislarnos del mundo.
Hoy estuve alegre, buena sesión, conectarme con mis momentos de felicidad, pero llegar a casa y encontrarme conmigo misma, con la Cami que solo partes de mi conocen, con la que se aburre, la que se cansa, la que fuma por la ventana, la que quiere una cerveza, con la Cami que me dice "oye, estoy aquí, aburrida, haz algo por nosotras", es entristecedor, en especial cuando me preguntan "qué pasa", y no poder decir "yo estoy bien, Cami está un tanto aburrida y comparte su molestia, es todo", ocultar parte de mi, a mi, a los demás, ni yo entender que ocurre. ¿qué quieres Cami? ¿o debo decir Kmy? No lo sé, ni yo lo entiendo, me saboteo a mi misma. Quiero belleza y me hundo en una imagen que debe ser segura o es invisible. Ser invisible, demasiadas películas, aún más libros y todavía no alcanzan a compensar la realidad. Soy invisible, eso debe ser, soy invisible.
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