Vi su silueta alejarse de mi cuerpo entre las sabanas,
recoger en la penumbra parte de su vestimenta,
levantarse temerosa de su costado de la cama,
caminar descalza sobre el desorden,
apoyarse solemnemente en el arco de la puerta,
voltear desgarradamente,
y mirarme con angustia.
Ella vio mi cuerpo distanciarse del suyo entre las sabanas,
como no me opuse a que recogiera sus ropas,
como no force a que se quedara a mi lado en la cama,
como no la guié en el camino,
como no le hable cuando se apoya antes de partir,
como mantuve mis ojos fríos cuando voltio,
y como me negué a empatizar su angustia.
Soló se fue,
y yo me dormí.
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