Depresión

(Ilustración de Colleen Butters)

Es casi imposible regresar el tiempo día a día y recordar aquella mañana en que me condenaron: Depresión Endógena, enfermedad que actualmente es declarada inexistente fue mi sombra casi una década. Medicamentos, terapias, lagrimas, muchas lagrimas, tristeza, desolación, intentos de suicidio, vacío absoluto. Las palabras de aliento no son suficientes, ni el cariño, ni la compañía. Vivir es la peor condena.

No obstante, ya obsoleto el diagnostico, la melancolía permanece. han cambiado las drogas, las dosis, la terapia, las emociones, pero parte de mi alma sigue triste, es como si hubiera nacido con ella, o ella junto a mi, que es como prefiero decirlo... Las emociones no son fáciles de manejar, cada emoción para mi es única e irrepetible, incluso el odio e incluso el amor, He odiado tanto tiempo que siento la garganta seca y he amado tantas veces que siento el corazón trizado, pero he sentido tantas emociones que dudo alguien pueda dar nombre a todas, e incluso he dado vida y muerte a sentimientos.

Depresión, es como caer casi al lugar más oscuro el mundo, a solas, con frío, con miedo.... y es triste, porque ni quiera es el lugar más oscuro, ni más solo, ni más frío, es solo un lugar a medias en la incertidumbre, tal como la antigua habitación en el Museo de la Memoria.

Si te han dicho que la depresión solo se cura con apoyo o que solo tu eres capaz de sanarte.... te han mentido y dicho la verdad al mismo tiempo. La depresión te consume y escucha por ti las historias que luego adaptará a la versión que ella quiere que oigas.

No estas solo, ni tampoco acompañado. La compañía no es eterna ni la soledad tampoco.

Ten depresión, vívela e intenta mirarla a los ojos, enamórala, al punto que te ame al límite de poder vivir sin ti, bésala, despídete, no será un por siempre, será hasta otro momento, y quizás, no en esta vida. Pero si tu te enamoras, conviértete en artista y que sea tu musa y tu destrucción, que de penas y amor, la depresión es maestra.