miércoles, 3 de abril de 2013

Naufragio (11/03/2013)

En alta mar los días pueden ser inconstantes, un día puede tener dos soles como dos lunas.
La soledad que trae consigo el viento es abrumado por la desolación de cada ola sin peces que mece a la proa.
Vamos sin rumbo, nuestra rosa de los vientos posee sólo un punto cardinal que reniega la existencia de un norte.
Ya no quedan provisiones, ni siquiera tinta en las plumas, sólo queda esto; un papel en blanco con un mensaje escrito en un sueño.
Navegamos en penumbra con la popa a punto de zozobrar en los arrecifes, la proa va en lo alto, burlando la gravedad. Sólo sé que nos hundimos.
Ya no quedan ni velas ni faroles ni brillo en las almas de los marineros, la oscuridad es casi total.... Sólo brillan mis ojos al recordar que no muy lejos de estas aguas en engaño profundas esta mi hogar.... Con comida, cama y baño esperando por mi.... Sólo me falta saber donde esta y tener fe en que las corrientes malignas desobedecerán a sus dioses llevándonos a tierras conocidas.
Desconozco cuantos somos los sobrevivientes, quizás ni siquiera yo sea parte de ellos, pero aun así no pierdo mi fe en sectas paganas y tan sólo escribo, sólo escribo, sin tinta, sin papel y en mis sueños, rogando que alguien lea este mensaje, y aunque no nos salve, que sepa del naufragio de aquel barco que jamás debió zarpar aquel día de sol radiante, en la calma previa a la tormenta.
Si lees esto y no vienes por nosotros, no es relevante; los cuerpos se hunden junto al navío, uno a uno caen metal abajo, rayando la madera....
He ahí al majestuoso barco,se hunde destrozado a mi lado, heridos ambos por el arrecife.
Quizás cuanto tarden en consumir los peces nuestra carne, sólo sé que no volveré a la arena, mis ropas abrazan inmortalmente al coral y se aferran a la mortandad de un diario de vida que jamás comencé.
He aquí mi bitácora, a kilómetros de mis restos, en los manos de un extraño que busca los mismos tesoros que me condenaron.
Jamás te ayudaré a llegar al arrecife o a la isla o al otro lado del mundo, jamás te diré lo que mis ojos negaran haber visto por siempre. No leerás de mis labios aquellos peligros a los que te expones.... Sólo escucha a tu corazón, como yo aun logro oir el mio bajo el mar. Late fuerte y de sangrante, con miedo y testarudez.
Si encontraste este papel en blanco, fue por algo malicioso que condena mas allá del canto de las sirenas.
Ven por mi marinero, todavía el ron se añeja en mi garganta, ven por mi alma, ven por los tesoros que encontré, pero no vengas en busca de aventura, ya somos demasiados en el arrecife....  Pero alguien debe continuar escribiendo. ¡Salud!.



He aquí al Navío Negro, gran fuente inspiradora y conspiradora

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